⚔️ ¿Por qué Seguimos Admirando a los Líderes que Nos Llevan a la Muerte?
Es curioso cómo, a lo largo de la historia, los grandes líderes militares —esos mismos que nos dicen que luchemos y muramos por la patria— son los que se quedan a salvo mientras otros se sacrifican en el campo de batalla.
Y lo peor es que, tras el desastre, nos siguen vendiendo la idea de que son héroes. Como si su supuesta “valentía” estuviera en mandar a morir a miles, mientras ellos permanecen en sus cómodas posiciones de poder.
🏛️ Héroes de mármol, corazones de humo
¿Cuántas veces hemos visto a esos personajes, que condenaron a generaciones enteras a la muerte, ser colocados en un pedestal?
Se les rinden homenajes, se les erigen estatuas, se levantan desfiles en su honor… como si fueran salvadores del mundo.
Pero la pregunta incómoda es esta:
👉 ¿Qué sacrificaron ellos?
La respuesta es simple: nada.
Nunca pusieron a sus hijos en la misma línea de fuego que los demás.
Nunca arriesgaron lo más sagrado.
Mandaron al frente a los hijos de otros: a los más vulnerables, a los que no tenían escapatoria.
💣 La hipocresía como arma de poder
El poder de la hipocresía es brutal porque se disfraza de gloria.
El líder se presenta como símbolo de fuerza y sacrificio, pero en realidad esconde su miedo detrás del uniforme y del discurso.
Ellos no mueren.
Ellos ordenan morir.
Y lo hacen convenciendo a las masas de que ese sacrificio “vale la pena”.
🪞 ¿Por qué seguimos admirándolos?
Quizás porque necesitamos creer en alguien que dé sentido al sufrimiento.
Quizás porque nos han educado para obedecer, para aplaudir, para venerar sin preguntar demasiado.
La historia está llena de estatuas a la mentira y monumentos al engaño.
Y lo más duro es que seguimos cayendo en el mismo hechizo.
🔑 Reflexión final
La pregunta no es solo por qué ellos siguen mintiendo.
La verdadera pregunta es:
👉 ¿Por qué seguimos aplaudiendo a quienes nos llevan al matadero?
El día que dejemos de rendir culto a la hipocresía, ese día comenzaremos a honrar de verdad a los que sí dieron su vida… los que murieron porque no tuvieron más opción, no los que dieron órdenes desde un sillón.

