el día que empecé a vender mis sueños
Yo era de esos chavales que tenían claro lo que les gustaba.
Soñaba con ser electricista: me fascinaban los cables, los motores, la electrónica…
Me sentía útil, con chispa, con propósito.
Y durante un tiempo, creí que ese iba a ser mi camino.
Pero en mi familia había presión.
Y en mí, había prisa.
Prisa por ganar dinero, por tener mi moto, por sentirme alguien.
Y apareció una oferta:
💼 Una herrería. Más sueldo.
Y yo, sin pensarlo mucho, cambié lo que me gustaba por lo que me pagaba más.
Me compré la moto.
Una Derbi Variant. Preciosa. Libre. Ruidosa.
Y sin saberlo, ese día empecé a vender mis sueños.
💥 El precio de las decisiones rápidas
Lo que vino después fue duro.
En la herrería no había respeto, no había gusto por el trabajo, no había alma.
Pero había dinero.
Y eso, para alguien joven y sin brújula, parece suficiente.
Me vendí por una moto.
Y no me juzgo, porque era un chaval.
Pero hoy, con 54 años, puedo ver con claridad lo que no veía entonces:
“Cuando eliges solo por dinero, muchas veces pagas con tu alma.”
🧭 Perderse en la vida es fácil
Estar perdido no siempre se nota.
A veces trabajas, cobras, sales los fines de semana… y aun así, estás totalmente perdido.
Porque no sabes si vas hacia donde querías.
O peor: ya ni recuerdas qué querías.
Es como querer ir a Canarias sin saber desde qué aeropuerto sales.
Ni si hay vuelos.
Ni si tú eres el que va en ese avión.
Y cuando te das cuenta… ya despegó.
🔌 Si pudiera volver atrás…
Quizás me hubiera quedado en aquel taller, rebobinando motores.
Hubiera aprendido electrónica.
Hubiera aguantado un poco más de escasez al principio, a cambio de sentir que estaba en mi camino.
Pero no lo hice.
Y ahora, que lo veo con la calma que da el tiempo, escribo esto para ti, que quizás estás empezando.
O para ti, que te estás replanteando tu vida.
🗝️ No te vendas tan barato
Si algo puedo decir con convicción es esto:
- Haz lo que te gusta, aunque tardes más.
 - No cambies tu camino por cosas que se oxidan o se olvidan.
 - Y si estás perdido, no sigas corriendo. Para. Respira. Escúchate.
 
El mundo te va a tentar con motos, sueldos, promesas y prisas.
Pero el sentido de tu vida no está en lo que compras, sino en lo que construyes desde dentro.
Y recuerda:
“No todo lo que brilla es éxito. A veces es solo un espejismo disfrazado de recompensa.”
✍️ ¿Tú también sentiste que cambiaste tus sueños por un sueldo?
Déjalo en los comentarios. Quizás nos ayudemos entre todos a volver al camino.

